Responsabilidades De Los Hijos De Dios

1ª Juan 3.1 – 4

INTRODUCCIÓN

El cristianismo se basa en un cúmulo de conocimientos y de experiencias y la carta de Juan está destinada, para aquellos que ya hemos caminado en la fe durante un tiempo. La responsabilidad de un cristiano, pasa por el hecho de que ya tiene conocimiento de las cosas de Dios; pues aquellos que no tienen conocimiento de las cosas, de alguna manera están desapercibidos, pues no comprenden las cosas espirituales. Los que sabemos de Dios y confiamos en él, sabemos que las cosas pasan por una razón, aunque no las entendamos y no es necesario tal vez entenderlas; lo importante es tener a Dios a nuestro lado y podemos venir confiadamente a él; en el momento de la necesidad, pues él permite las bendiciones en nuestra vida, pues sabemos que en Dios hay seguridad.

 

En Salmos 91.1 – 10 leemos: El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.

 

 

DIOS NOS HA HECHO HIJOS SUYOS

Ahora somos porque nos une la sangre de Cristo. Pero debemos tomar en cuenta, que existe otra familia, cuya hermandad no es parte del cristianismo y cuyos miembros son miles de millones en el mundo, cuyo fin es el destino cruel de la aniquilación y la destrucción. En el cristianismo que basa su fe en Dios, a través de Jesucristo, obtenemos doble beneficio, uno es material y otro espiritual. Véase el relato del lavamiento de los pies de los apóstoles en Juan 13.1 – 20. La palabra de Dios nos limpia y también nos alumbra, Salmos 119.105 nos damos cuenta que cuando todo lo demás falla y está oscuro; la única luz que funciona es Jesucristo. A veces quisiéramos que las cosas fueran diferentes, pero al ser hijos de Dios, tenemos que ser luminares en el mundo. Dando testimonio de que Jesús sí funciona, solo que a veces nosotros nos complicamos a nosotros mismos. Quiera Dios bendecirnos en ello.-

 

RESPONSABILIDADES QUE LLEVAN BENEFICIOS

Las responsabilidades de los hijos de Dios, son para nuestro beneficio, pues es una relación en la que siempre salimos ganando. Una de nuestras mayores responsabilidades es permanecer en Dios; pues aquél que se aleja de Dios puede pensar o creer que es Dios el que pierde, pero no es así.

 

En Juan 15.3 – 7 leemos: Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

 Es necesario también reconocer que la gente cifra sus esperanzas en cosas que no van a poder ser porque los designios celestiales ya se dieron a conocer con respecto a las cosas que han de suceder. Pues tenemos claro que en esta vida vamos a ir de mal en peor; todo va a ir mal, materialmente va a empeorar todo.

 

  • El cuerpo se gasta.
  • Las fuerzas disminuyen.
  • El sueño ya no es lo mismo.
  • Los alimentos cada vez más costosos.
  • La conducta de los hijos más rebelde.
  • Los dolores en el cuerpo aumentan sin razón aparente.
  • El apetito se va.
  • La muerte es la máxima expresión de dolor.

 

Así como el grano al caer a tierra, da origen a una planta nueva, así debemos confiar en Dios siempre, ya que aunque no entendamos su voluntad, lo que debemos hacer es aceptarla y no usar mal el libre albedrío que se nos ha dado.

 

La purificación del cristiano debe ser constante y es una gran responsabilidad ¿Cómo se purifica un creyente? Vv. 3

Dejando de hacer lo malo – Que ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca – en Salmos 24.1 – 5 leemos: De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos. ¿Quién subirá al monte de Jehová?  ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño. El recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salvación.

CONCLUSIÓN: El pecado es la infracción de la ley de Dios, el pecado no es algo que se hereda de los padres hacia los hijos, sino algo que se hace y ofende a Dios. Confiemos en él y pidámosle perdón. Dios nos ama y quiere que seamos responsables de nosotros mismos.

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