Aprendamos Sobre el Diezmo

¿Qué significa la palabra “diezmo”? -La décima parte.-

¿Dónde menciona la Biblia por primera vez los diezmos?
En Génesis 14:20. Abraham dio “los diezmos de todo”, o “del botín” (Hebreos 7:4), a Melquisedec, rey y sacerdote de Salem (Jerusalén). Se acude a este suceso en Hebreos 7:1-11, donde Melquisedec es presentado como tipo de Cristo.

¿En qué consistían los diezmos entregados por Abraham a Melquisedec?
Eran “del botín” (Hebreos 7:4), es decir,  de los bienes materiales rescatados por Abraham cuando este derrotó a los reyes del oriente (Génesis 14:1-20).

Antes del tiempo de Moisés, ¿se encuentran otros ejemplos de quienes diezmaban?
Solo el de Jacob quien hizo voto de apartar el diezmo de todo, con tal que el viaje que estaba realizando tuviera un desenlace feliz (Génesis 28:20-22). Que conste: Dios no mandó a Jacob a hacer el voto. Jacob hizo el voto de su propia voluntad. La fraseología del voto descubre un espíritu poco maduro que condiciona la  fe en Dios en bendiciones que Jacob deseaba para su viaje. “Jehová será mi Dios si….” (28:21). ¿Cuáles son las condiciones? “Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios” (28:20-21). Luego promete “y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti”. Muy parecida a la mentalidad de muchos “creyentes” de actualidad, ¿cierto? La mentalidad egoísta y materialista de intentar hacer tratos, convenios o negocios con Dios. En cambio, el cristiano entendido y maduro conserva su fe en Dios, no importando lo que le pase en esta vida material.

¿Diezmaban todos los patriarcas desde Adán hasta Moisés?
 No hay ninguna evidencia bíblica de que lo hicieran. Durante la Era Patriarcal no existía ningún sacerdocio especial, tal como el sacerdocio levítico de la Era Mosaica, que necesitara sostenimiento. Se deduce que no hacía falta que se dieran de continuo los diezmos durante la Edad Patriarcal. No existiendo ningún sacerdocio especial, ¿a quiénes los hubiesen entregado, y para qué?

Al recibir el pueblo de Israel las leyes dadas a través de Moisés, ¿cómo lee el mandamiento sobre diezmar?
  “Indefectiblemente diezmarás… cada año” (Deuteronomio 14:22). 

¿Con qué frecuencia debían diezmar?
 ”Cada año” (Deuteronomio 14:22). ¡Una sola vez al año! No cada mes, ni cada semana, sino ¡una sola vez al año! Esta ley desmiente la práctica actual de no pocos pastores, profetas, evangelistas o “reverendos” quienes enseñan y exigen el diezmo, pues ¡ordenan que los feligreses diezmen cada semana!

¿De qué cosas tenían que diezmar los israelitas?
 ”De todo el producto del grano” (Deuteronomio 14:22). “De… vino y de…  aceite” (Deuteronomio 14:23).
 ”De la simiente de la tierra como del fruto de los árboles” (Levítico 27:30).
 ”De vacas… de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara”, es decir, que fueran contados al salir a los pastos (Levítico 27:32).

Y  los líderes religiosos del presente que enseñan el diezmo, ¿piden a los feligreses la décima parte de los productos del campo (bananas, cocos, uvas, maíz, trigo) y de los animales (vacas, caballos, ovejas, cabras) o de las aves (gallinas, pavos)? ¿O solo piden dinero?

 ¿Diezmaban los israelitas de su dinero?
 Ningún pasaje del Antiguo Testamento enseña el diezmo del dinero. Según Lucas 18:12, el fariseo que oraba, jactándose, dijo: “Doy diezmos de todo lo que gano”. Tal vez impliquen sus palabras que diezmase de su dinero. Con todo, las leyes del Antiguo Testamento sobre el diezmo claramente especificaban que el diezmo se constituía de lo que servía para la alimentación de los sacerdoteslevíticos.

Si los israelitas querían “rescatar algo del diezmo”, o sea, retener una porción del diezmo de los productos del campo o del ganado, ¿qué debían hacer?
 Calcular su valor, luego añadir por encima de su precio justo “la quinta parte de dicho precio” (Levítico 27:31).

 ¿Qué debían hacer los israelitas con los diezmos?
 ”Y comerás delante de… tu Dios en el lugar que él escogiere… el diezmo de tu grano…” (Deuteronomio 14:23). Durante los primeros dos años de cada ciclo, los israelitas comían sus diezmos. El tercer año, y de ahí en adelante “cada tres años”, entregaban “todo el diezmo… de aquel año” a los levitas (la tribu sacerdotal de Israel), a los extranjeros, al huérfano y a la viuda (Deuteronomio 14:28,29).

 ¿Quiere decir que no todos los diezmos fueron dados a los Levitas?
 Deuteronomio 14:22-29 y 26:12 enseñan que los levitas recibían todos los diezmos solo del “año tercero, el año del diezmo”. Según Deuteronomio 12:17-18, para los demás años los levitas comían los diezmos juntamente con los que los daban, participando de ellos también los hijos y los siervos de los israelitas.

Y los líderes religiosos del presente que exigen diezmos, no pocos a voz en cuello, con amenazas fulminantes, ¿los piden cada tres años? ¿O los piden cada semana? ¿Comparten los diezmos con el extranjero, el huérfano y la viuda? ¿O los utilizan exclusivamente para su propio beneficio? Consabido es que no pocos pastores se enriquecen mediante los muchos diezmos de dinero que reciben.
Habitan casas grandes. Visten ropa costosa. Andan en carros lujosos. Tienen mucho dinero en el banco. Viven como príncipes o reyes. Todo a expenses del pueblo creyente que desconoce la verdad sobre la doctrina de diezmos.

 Dice Números 18:21 que Dios dio “a los hijos de Leví todos los diezmos”
¿Contradice este texto a los dos pasajes de Deuteronomio ya citados?
 Negativo. Es preciso interpretar Números 18:21 a la luz de Deuteronomio 14:23 y 26:12. Los Levitas recibían como heredad todos los diezmos de cada tercer año.

¿Por qué debía comer el israelita sus diezmos de los primeros dos años?

“Para que aprendas a temer a Jehová todos los días” (Deuteronomio 14:23).

¿Dónde debía comer el israelita sus diezmos?
 -”Delante de Jehová” (Deuteronomio 14:26),, y solo en el lugar que él escogiere (Deuteronomio 14:23). Se deduce que comerlos era un acto sagrado.

De encontrarse algunos israelitas tan lejos del lugar escogido por Jehová
para comer los diezmos que no pudieran llevar la décima parte del grano o del
ganado, ¿qué debían hacer?
 Vender los diezmos, guardar el dinero, llegar al lugar señalado y comprar “cualquier cosa” que desearan comer (Deuteronomio 14:24-26). Es notable que estos israelitas no cumplían con su deber entregándole a los sacerdotes dinero. ¡Debían comprar comestibles y comérselos ellos mismos! ¿No es interesante y muy instructivo este particular?

¿Dónde comen sus diezmos los creyentes que, hoy por hoy, diezman? En primer lugar, no diezman de las cosechas o del ganado sino de dinero. En segundo lugar, no guardan ninguna de estas leyes del Antiguo Testamento referente al uso de los diezmos. Si hay que diezmar hoy día, con razón se pregunta: ¿por qué no hacerlo tal como fue hecho durante la Edad Mosaica, con el mismo propósito y de la misma manera? Hay quienes argumentan que estas directrices de la Ley Mosaica no vienenal caso ya que los diezmos pre datan a Moisés, y citan a Abraham y Jacob. Pero también pre datan a Moisés el altar de piedra y sacrificios de animales. Por lo tanto, ¿debemos edificar altares y sacrificar animales? Obviamente, esto de “pre datar” no prueba nada.

¿Dónde se guardaban los diezmos que fueron apartados cada tres años para el
levita, el extranjero, el huérfano y la viuda?

 En los ejidos de las ciudades de Israel ((Deuteronomio 14:28; Nehemías 12:44).  Desde aquellos lugares, o fueron repartidos directamente entre los que teníanderecho de recibirlos (Deuteronomio 26:12) o fueron llevados y almacenados en las cámaras del templo en Jerusalén (2 Crónicas 3 1:4-13; Nehemías 12:44; 13:12). Los mayordomos encargados de los almacenes repartían los diezmos entre sus hermanos (2 Crónicas 31:11-13; Nehemías 13: 12-13).

¿Qué quiere decir “alfolí” en Malaquías 3:10?

Exhorta Jehová: “Traed todos los diezmos al alfolí”.

El “alfolí” era un granero, o almacén, donde los judíos guardaban los diezmos. Desde luego, hacía falta un almacén para guardar el diezmo de los productos del campo y del ganado, ¡pero no para dinero! El dinero se guarda en cajas de seguridad, bancos u otro lugar seguro, pero ¡no en un alfolí! 

El “alfolí” del tiempo presente, ¿qué cosa es? Pues, las cosas cambian, o las cambian a su gusto algunos religiosos muy propensos a ir, atrevidamente, más allá de las Escrituras. Hoy día, el “alfolí” ¡es el bolsillo del pastor o la cuenta de la iglesia!

¿Por qué nombró Dios a los levitas como recipientes de los diezmos de cada tres años?
 Porque Dios mismo había seleccionado a la tribu de Leví para que se dedicaran los varones calificados al servicio del tabernáculo (Números 13:1-4). “Por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión” (Números 13:21), no recibiendo heredad (o sea, una porción de la tierra prometida) entre los demás israelitas. Efectivamente, los diezmos eran su heredad (Números 18:20-24).

Hoy por hoy, los que piden diezmos, ¿pertenecen a la tribu de Leví? Si no son
levitas, ¿con qué derecho reclaman diezmos?
 No faltan pastores que argumentan: “En la actualidad, nosotros los pastores somos los sacerdotes de la iglesia de Cristo”.

Afirmando que los diezmos son absolutamente necesarios. También se aborda el tema de concilios religiosos, la organización de la iglesia primitiva, qué recursos utilizaba aquella iglesia para hacer grandiosas obras evangelísticas y benévolas, más otros temas relacionados.

¿Contaban los levitas con otras fuentes de sostenimiento en adición a los
diezmos de cada tres años?
 Les correspondían también “la ofrenda de las cosas santas “, “todo presente”,

“toda expiación”, la “ofrenda elevada”, las “ofrendas mecidas”, las primicias
“de todas las cosas de la tierra”, “lo consagrado por voto” y los primogénitos
de todos los animales, con la excepción de los que debían ser redimidos (Números
18:8,19).

Surge una pregunta para los defensores actuales de diezmos para pastores o
evangelistas: ¿por qué no reclamar también las expiaciones, ofrendas elevadas,
ofrendas mecidas, etcétera?
 Si tienen derecho de vivir de los diezmos, pues,

lógicamente también derecho tienen de acogerse a las demás fuentes de
sostenimiento que autorizó Dios para los levitas. Igualmente, si “la ofrenda
elevada”, “las ofrendas mecidas”, etcétera, fueron abolidas cuando el Antiguo
Testamento fue clavado en la cruz, cambiándose todo aquel sistema sacerdotal
viejo para uno completamente nuevo (Colosenses 2:14-16; Hebreos 7:12), ¡también
fueron abolidos los diezmos!

¿Debían diezmar los levitas?
 En definitiva. “Presentaréis el diezmo de los diezmos”, instruyó Jehová a los
levitas (Números 18:26-32).

Los líderes religiosos del tiempo presente que exigen diezmos, ¿también
diezman? 
Observamos como muchos acaparan gustosamente, si bien no con avaricia,

los diezmos, pero ¿dan ellos “el diezmo de los diezmos”? ¿O los meten todos en
el bolsillo y siguen andando?

 En Malaquías 3:10, Dios dice: “Traed todos los diezmos al alfolí”. ¿Es
correcto exhortarle a la iglesia a diezmar, apelando a este texto como prueba?

 Definitivamente que no. Malaquías 3:10 pertenece al Antiguo Testamento. El
Antiguo Testamento ha sido cumplido en su totalidad (2 Corintios 3:6-17; Hebreos
7:18-19), quitado de en medio y clavado en la cruz (Colosenses 2:14-16). Los
diezmos de Malaquías 3:10 procedían de los productos del campo y del ganado.
Obsérvese la frase en el pasaje: “Y haya alimento en mi casa”. ¡Dinero no, sino
ALIMENTO! Recalcamos: el “alfolí” mencionado en el texto era un almacén. La
“casa” era el templo en Jerusalén.

Según Mateo 23:23, Cristo, al decir “sin dejar de hacer aquello”, respaldó
la práctica de diezmar, en efecto mandando a los judíos de su tiempo a diezmar.
Por consiguiente, ¿debemos sus discípulos diezmar también porque el mismo Señor enseñó el diezmo?

 Negativo. La respuesta es que no por la sencilla razón de que Cristo vivió y
murió bajo el Antiguo Testamento (Gálatas 4:4), no entrando en vigor el Nuevo
Testamento hasta diez días después de ascender el Señor al cielo (Hechos 1 y 2;
Hebreos 9:14-17). Por lo tanto, no es de extrañarse que el Señor enseñara la ley
del diezmo ya que él mismo vino a cumplir toda la Ley Antigua. Una vez cumplida,
fue quitada de en medio, efectuando Dios mismo el “cambio de ley”
correspondiente (Hebreos 7:12), y entrando en vigor el Nuevo Testamento
establecido sobre “mejores promesas” (Hebreos 8:8-13). En este Nuevo Pacto es
donde encontramos las leyes de fe y práctica para la iglesia, y no en el Antiguo
Testamento.

 ¿Se nombran los diezmos en el Nuevo Testamento después de que este Nuevo
Pacto, sellado con la sangre de Cristo, entrara en vigor?

 Solo en Hebreos 7:1-14. El estudioso de este pasaje bíblico comprende  pronto
que el propósito del autor no es enseñar a la iglesia a diezmar sino probar que
el sacerdocio de Melquisedec es superior al sacerdocio levítico.

Hebreos 7:8 dice: “Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales”.
¿Significan estas palabras que en la iglesia del Siglo I hubiesen  hermanos que
recibieran diezmos?

 Negativo. Cierto es que el verbo “reciben” indica tiempo presente. ¿Por qué
utiliza el autor de Hebreos este verbo de tiempo presente? Porque cuando
escribió el libro el templo judío todavía existía en Jerusalén, y los levitas
seguían recibiendo los diezmos del pueblo judío, pues la gran mayoría de los
judíos, incluso los levitas, no había aceptado a Cristo como el Mesías ni creía
que el Antiguo Testamento hubiese llegado a su fin.

Melquisedec era tipo de Cristo y Abraham es el padre de todos los que
andamos por fe. Si Abraham dio diezmos a Melquisedec, ¿no nos enseñan estas
circunstancias, por implicación, que nosotros los cristianos, siendo hijos
espirituales de Abraham, debemos dar a Cristo, el ante tipo de Melquisedec, los
diezmos?
 El Espíritu Santo no nos presenta semejante argumento en el Nuevo Testamento

para convencer a los miembros de la iglesia de Jesucristo a diezmar. Dado el
contexto de Hebreos, el capítulo siete, bien pudiera haber el Espíritu Santo
desarrollado tal argumento, pero no lo hizo, hecho significante que no pasará
por alto el estudioso perspicaz e imparcial. Ahora bien, Abraham es el padre de
la fe (Gálatas 3:7) para los que obedecemos los preceptos del Nuevo Testamento,
pero no por este enlace espiritual entre él y nosotros nos vemos obligados a
edificar altares de piedras o sacrificar animales porque él lo hiciera, ¡ni a
diezmar porque él diezmó! La fe de Abraham es la virtud que imitamos, y no la
clase de obras que aquel renombrado patriarca realizara.

¿Diezmaban los miembros de la iglesia primitiva?
 Negativo. No recibieron mandamiento alguno que los obligara a diezmar. En todo
el Nuevo Testamento, ¡no hay siquiera un solo ejemplo de algún hermano o iglesia
que diezmara! ¡Ni uno! ¿Adónde habrían de llevar los diezmos? ¡La iglesia no
tenía “alfolíes”, templos tal cual el de Jerusalén o almacenes! La iglesia, ya
libre del Antiguo Testamento, no tenía que sostener al sacerdocio levítico.
Cristo no estableció en su iglesia un sacerdocio especial, el que los miembros
tuvieran que sostener mediante diezmos, sino constituyó a todos los miembros de
su iglesia “reyes y sacerdotes” (1 Pedro 2:4-10; Apocalipsis 1:6).

¿No había sacerdotes en la iglesia apostólica?
 Sacerdotes tal como los de Leví no los había. Tenga presente, estimado lector,
el hecho de que el sacerdocio fue cambiado (Hebreos 7:12) cuando Cristo murió, y
entró en vigor el Nuevo Testamento. Bajo el Nuevo Testamento, Cristo es el sumo
sacerdote (Hebreos 4:14-16) y todo miembro fiel de la iglesia es constituido
sacerdote “para ofrecer sacrificios espirituales” (1 Pedro 2:4-10). Sacerdotes
que sacrificasen, intercediesen o celebrasen culto por los creyentes no los
había en la iglesia establecida por Cristo, ¡ni los hay en el día de hoy en la
verdadera iglesia del Señor!

Entonces, ¿qué líderes se constituyeron en la iglesia?
 Además de los apóstoles, había ministros o evangelistas (2 Corintios 3:6), y en
cada congregación local gobernaban ancianos, o sea, pastores, también
identificados como obispos (siempre una pluralidad y no un solo obispo o
pastor). Además había diáconos (Tito 1:5-11; Hechos 14:23; Filipenses 1:1; 1
Timoteo 3).

¿Puede la iglesia sostener económicamente a sus ministros o ancianos
(pastores, obispos) para que se dediquen a tiempo completo a los distintos
ministerios?
 Sin duda alguna que sí. “Ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan
del evangelio” 
(1 Corintios 9:14). En ocasiones, el apóstol Pablo trabajaba con

sus propias manos para “no poner ningún obstáculo al evangelio” (1 Corintios
9:12), o “para no ser gravoso a ninguno” (2 Tesalonicenses 3:8). No obstante, a
veces recibía “salario” (2 Corintios 11:8), y siempre defendía el derecho de los
obreros en el Reino espiritual de recibir sostenimiento (1 Corintios 9:1-15; 2
Tesalonicenses 3:6-10; Filipenses 2:25-30; 4:10-20; 1 Timoteo 5:17-18).

En 1 Corintios 9:9, Pablo cita “la ley de Moisés” donde “está escrito: No
pondrás bozal al buey que trilla”. ¿Implica su argumento que la ley de Moisés
aún está en vigor y que los cristianos debemos apartar el diezmo para sostener a
los evangelistas u obispos?
 De ninguna manera. Citar la Ley de Moisés no quiere decir que referida Ley aún

esté vigente. Lo único que significa es que la parte citada apoya la enseñanza
que se quiere presentar, sin contradecir doctrina alguna del Nuevo Testamento.
El mandamiento “No pondrás bozal al buey que trilla” (Deuteronomio 25:4) nada
tuvo que ver con los diezmos. ¡Los bueyes no se comían los diezmos! ¡Ni tampoco
viven de los diezmos los obreros legítimos y fieles de la verdadera iglesia del
Señor!

 En 1 Corintios 9:13, el apóstol Pablo escribe: “Los que trabajan en las
cosas sagradas, comen del templo”. ¿No se refieren estas palabras a los diezmos?

 Es posible que sí. Quizá se trate de los sacerdotes levíticos que comían los
diezmos traídos al templo judío en Jerusalén. Es preciso tener presente el hecho
de que el templo judío aún existía en Jerusalén cuando fue escrito 1 Corintios y
que los levitas seguían oficiando en él. Aquellos levitas que no aceptaron a
Cristo como el Mesías vivían en parte de los diezmos, como también de los
holocaustos y las ofrendas mecidas, etcétera. Su ejemplo es uno de entre varios
traídos por Pablo para probar que los ministros de la iglesia también tienen
derecho de recibir sostenimiento. Otros ejemplos son: “¿Quién fue jamás soldado
a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto?” (1 Corintios
9:7). Referirse al ejemplo de los levitas no significa, ni por implicación, que
la iglesia esté obligada a apartar el diezmo para sostener a los obreros
espirituales del Reino.

Si los diezmos fueron abolidos cuando fue clavado el Antiguo Testamento en
la cruz, ¿cómo se sostienen bíblicamente los ministros del Nuevo Pacto?

 Mediante las ofrendas voluntarias apartadas cada domingo por los cristianos.
La regla del Nuevo Testamento es: “Cada primer día de la semana cada uno de
vosotros ponga algo, según haya prosperado”
 (1 Corintios 16:2). “Cada primer

día” (Todos los domingos. Los sábados, no, ni los demás días, sino los
domingos.) cada uno… (Todos y cada uno, y no unos pocos.) “ponga aparte algo”
(El diezmo no, sino algo. Compárese 2 Corintios 8:1-12; 9:7,8). Los fondos
recaudados de esta manera pueden ser utilizados para socorrer a los necesitados
(Romanos 15:26) o para suplir las necesidades de los ministros del Reino
(Filipenses 4:10-20).

Además, los cristianos debían brindarle hospedaje a los ministros de la
Palabra, cooperando con ellos y encaminándolos para que continuaran sus viajes
evangelísticos (3 Juan 5-8; Hechos 6:14-15; 18:1-3,7). Asimismo ha de proceder
la iglesia hoy día. Cuando Cristo envió a los doce, y luego a los setenta, no
los instruyó a cobrar diezmos sino a quedarse en los hogares de los justos y a
comer lo que les pusieran delante (Mateo 10:5-15; Lucas 10:1-12).

 ¿En qué consistían las ofrendas dadas cada domingo por los miembros de la
iglesia primitiva?
 Los relatos y detalles circunstanciales divulgados en el Nuevo Testamento

indican que consistían principalmente de dinero. La iglesia no contaba con un
alfolí (granero) central. No es concebible que Pablo y los pocos obreros que
andaban con él en la misión de llevar las ofrendas de Macedonia y Acaya a Judea
cargaran muchos víveres, ganado, etcétera. Obviamente, las ofrendas que llevaban
eran de dinero (2 Corintios, los capítulos ocho y nueve). Las dádivas enviadas
por los filipenses a Pablo por un solo hombre (Epafrodito) eran, sin duda, de
dinero (Filipenses 2:25-30; 4:10-20). En cambio, los diezmos dados por Israel
eran de granos, aceite, ganado, etcétera.

¿Qué significa “salario” en el contexto de 2 Corintios 11:8?
 Indica un ingreso justo, suficiente para que el ministro de la Palabra pueda
sufragar los gastos normales de la vida.

¿Puede la iglesia proveer sostenimiento para la esposa e hijos jóvenes del
predicador u obispo casado?

 Puede y debe, si es necesario para el bienestar de la familia (1 Corintios
9:5-6).

¿Quiénes tienen control absoluto de las ofrendas?
 Lógicamente, los encargados de cada congregación. En la iglesia primitiva no
había concilios que se adueñaran de las ofrendas o que exigieran “el diezmo de
los diezmos”.

En la actualidad, hay muchos atropellos y escándalos en muchas iglesias a causa
de “diezmos” exigidos, recibidos y administrados por un solo oficial, “el
pastor”. ¿Cuál congregación de los tiempos apostólicos fue gobernada por un solo
“pastor”? Se conoce a una sola, a saber, la que Diótrefes dominaba. Lejos de
encomiar el apóstol Juan a Diótrefes, lo denunció severamente diciendo: “Le
gusta tener el primer lugar entre ellos… recordaré las obras que hace
parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas
cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y
los expulsa de la iglesia” (3 Juan 9-10), rasgos de verdadero dictador. ¿No
actúan como “dictadores” gran número de los “pastores” que imponen diezmos?

 Al tratarse de la generosidad, ¿debemos los cristianos superar aun a los
israelitas?
 Se deduce que si, pues nuestra obra es más abarcadora y más urgente que la de

aquellos israelitas. Con “la voluntad dispuesta”, debemos ofrendar, no según lo
que no tengamos sino según lo que tenemos, dando generosamente, “no con
tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”
 (2 Corintios 8:12;

9:6-7). Estas mismas reglas son las del Nuevo Testamento para el sostenimiento
de todas las obras espirituales de la iglesia. Si podemos dar más de la décima
parte de nuestros ingresos estamos en la perfecta libertad de hacerlo. Pero si
las condiciones económicas de cualquier miembro de la iglesia no son favorables,
dificultando o haciendo imposible una ofrenda generosa, no por ello será
rechazado tal hermano. No será puesto en disciplina. No se le prohibirá el
privilegio de participar de la Santa Cena del Señor todos los domingos por el
hecho de no poder ofrendar ni siquiera un poquito. Mucho menos será castigado
por no diezmar. No tiene que diezmar. Ningún cristiano tiene que diezmar
obligatoriamente. Todo cristiano fiel al Señor se somete al Nuevo Testamento, y
no al Viejo Testamento. El Nuevo Testamento trae nuevas directrices sobre cómo ofrendar para agradar a Dios.

¿Puede el cristiano robar a Dios?
 Opinamos que sí, en el contexto del Nuevo Testamento. ¿Lo hace si no diezma?
Negativo. El cristiano no tiene que diezmar. Desagrada a Dios aquel cristiano
que no ofrenda de acuerdo a las directrices nuevas asentadas en el Nuevo
Testamento. Si no aporta generosamente, pudiendo hacerlo, efectivamente, se hace
culpable de robar a Dios.

Si los diezmos han sido abolidos y vivimos bajo el Nuevo Testamento, ¿por
qué tantos pastores, evangelistas y obispos enseñan que el pueblo de Dios del
presente debe diezmar?
 O desconocen las verdades presentadas en este estudio; pero sobre todo en la Biblia, o con avaricia hacen mercadería de los creyentes (2 Pedro 2:1-3). Los que alegan haber recibido

revelaciones y sueños según los que los cristianos deben diezmar,
definitivamente, son guiados por “un poder engañoso” (2 Tesalonicenses 2:11-12),
y no por el verdadero Espíritu Santo, pues el verdadero Espíritu de Dios no
contradice nunca las reglas ya establecidas en el Nuevo Testamento. Todo
“ministro competente del Nuevo Pacto” (2 Corintios 3:6) sabe que la iglesia ha
de regirse por el Nuevo Testamento, y no por el Antiguo. Ningún ministro honesto
se vale de revelaciones o sueños engañosos para estafar al pueblo de Dios.

¿Es aprobada la práctica de vender en las iglesias pasteles, budines, jugos,
refrescos (gaseosos), frituras o revistas ungidas?

 Definitivamente que no. Cristo condenó enérgicamente la mercadería practicada
en el templo en Jerusalén (Juan 2:13-22). ¿Cómo podemos pensar que aprobara
semejante mercadería en su iglesia?
 De hecho, la condena rotundamente (2 Pedro

2:1-3; Romanos 16:18; 1 Timoteo 6:3-5).

Amigo lector, si se encuentra usted en una iglesia que exige diezmos y hace
mercadería del evangelio, considere sobriamente su salvación. Dios no se agrada
de los que por la Antigua Ley se justifican. Dice que los tales han caído de la
gracia, desligándose de Cristo (Gálatas 5:1-4). Ni se complace Dios en los que
hacen de su iglesia una casa de mercadeo. Si a usted le enseñaron mal sobre las
doctrinas trazadas en este estudio, ¿no le convendría buscar la iglesia cuyo
mensaje y práctica se ajustan a las verdades bíblicas?
 Todavía está en la tierra

una iglesia que no diezma sino que enseña la ofrenda voluntaria generosa,
realizando obras no pequeñas, tanto benévolas como evangelísticas, mediante
ofrendas abundantes dadas el primer día de cada semana. Le animamos a que verdaderamente reciba a Jesucristo en su corazón, que le obedezca con fe en su palabra y en sus promesas; arrepintiéndose de todos sus pecados y bautizándose para el perdón de los mismos, no debe pagar nada, únicamente debe perseverar hasta el final. Mateo 24.13

¿Qué significa la palabra “diezmo”? -La décima parte.-

¿Dónde menciona la Biblia por primera vez los diezmos?
En Génesis 14:20. Abraham dio “los diezmos de todo”, o “del botín” (Hebreos 7:4), a Melquisedec, rey y sacerdote de Salem (Jerusalén). Se acude a este suceso en Hebreos 7:1-11, donde Melquisedec es presentado como tipo de Cristo.

¿En qué consistían los diezmos entregados por Abraham a Melquisedec?
Eran “del botín” (Hebreos 7:4), es decir,  de los bienes materiales rescatados por Abraham cuando este derrotó a los reyes del oriente (Génesis 14:1-20).

Antes del tiempo de Moisés, ¿se encuentran otros ejemplos de quienes diezmaban?
Solo el de Jacob quien hizo voto de apartar el diezmo de todo, con tal que el viaje que estaba realizando tuviera un desenlace feliz (Génesis 28:20-22). Que conste: Dios no mandó a Jacob a hacer el voto. Jacob hizo el voto de su propia voluntad. La fraseología del voto descubre un espíritu poco maduro que condiciona la  fe en Dios en bendiciones que Jacob deseaba para su viaje. “Jehová será mi Dios si….” (28:21). ¿Cuáles son las condiciones? “Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios” (28:20-21). Luego promete “y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti”. Muy parecida a la mentalidad de muchos “creyentes” de actualidad, ¿cierto? La mentalidad egoísta y materialista de intentar hacer tratos, convenios o negocios con Dios. En cambio, el cristiano entendido y maduro conserva su fe en Dios, no importando lo que le pase en esta vida material.

¿Diezmaban todos los patriarcas desde Adán hasta Moisés?
 No hay ninguna evidencia bíblica de que lo hicieran. Durante la Era Patriarcal no existía ningún sacerdocio especial, tal como el sacerdocio levítico de la Era Mosaica, que necesitara sostenimiento. Se deduce que no hacía falta que se dieran de continuo los diezmos durante la Edad Patriarcal. No existiendo ningún sacerdocio especial, ¿a quiénes los hubiesen entregado, y para qué?

Al recibir el pueblo de Israel las leyes dadas a través de Moisés, ¿cómo lee el mandamiento sobre diezmar?
  “Indefectiblemente diezmarás… cada año” (Deuteronomio 14:22). 

¿Con qué frecuencia debían diezmar?
 ”Cada año” (Deuteronomio 14:22). ¡Una sola vez al año! No cada mes, ni cada semana, sino ¡una sola vez al año! Esta ley desmiente la práctica actual de no pocos pastores, profetas, evangelistas o “reverendos” quienes enseñan y exigen el diezmo, pues ¡ordenan que los feligreses diezmen cada semana!

¿De qué cosas tenían que diezmar los israelitas?
 ”De todo el producto del grano” (Deuteronomio 14:22). “De… vino y de…  aceite” (Deuteronomio 14:23).
 ”De la simiente de la tierra como del fruto de los árboles” (Levítico 27:30).
 ”De vacas… de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara”, es decir, que fueran contados al salir a los pastos (Levítico 27:32).

Y  los líderes religiosos del presente que enseñan el diezmo, ¿piden a los feligreses la décima parte de los productos del campo (bananas, cocos, uvas, maíz, trigo) y de los animales (vacas, caballos, ovejas, cabras) o de las aves (gallinas, pavos)? ¿O solo piden dinero?

 ¿Diezmaban los israelitas de su dinero?
 Ningún pasaje del Antiguo Testamento enseña el diezmo del dinero. Según Lucas 18:12, el fariseo que oraba, jactándose, dijo: “Doy diezmos de todo lo que gano”. Tal vez impliquen sus palabras que diezmase de su dinero. Con todo, las leyes del Antiguo Testamento sobre el diezmo claramente especificaban que el diezmo se constituía de lo que servía para la alimentación de los sacerdoteslevíticos.

Si los israelitas querían “rescatar algo del diezmo”, o sea, retener una porción del diezmo de los productos del campo o del ganado, ¿qué debían hacer?
 Calcular su valor, luego añadir por encima de su precio justo “la quinta parte de dicho precio” (Levítico 27:31).

 ¿Qué debían hacer los israelitas con los diezmos?
 ”Y comerás delante de… tu Dios en el lugar que él escogiere… el diezmo de tu grano…” (Deuteronomio 14:23). Durante los primeros dos años de cada ciclo, los israelitas comían sus diezmos. El tercer año, y de ahí en adelante “cada tres años”, entregaban “todo el diezmo… de aquel año” a los levitas (la tribu sacerdotal de Israel), a los extranjeros, al huérfano y a la viuda (Deuteronomio 14:28,29).

 ¿Quiere decir que no todos los diezmos fueron dados a los Levitas?
 Deuteronomio 14:22-29 y 26:12 enseñan que los levitas recibían todos los diezmos solo del “año tercero, el año del diezmo”. Según Deuteronomio 12:17-18, para los demás años los levitas comían los diezmos juntamente con los que los daban, participando de ellos también los hijos y los siervos de los israelitas.

Y los líderes religiosos del presente que exigen diezmos, no pocos a voz en cuello, con amenazas fulminantes, ¿los piden cada tres años? ¿O los piden cada semana? ¿Comparten los diezmos con el extranjero, el huérfano y la viuda? ¿O los utilizan exclusivamente para su propio beneficio? Consabido es que no pocos pastores se enriquecen mediante los muchos diezmos de dinero que reciben.
Habitan casas grandes. Visten ropa costosa. Andan en carros lujosos. Tienen mucho dinero en el banco. Viven como príncipes o reyes. Todo a expenses del pueblo creyente que desconoce la verdad sobre la doctrina de diezmos.

 Dice Números 18:21 que Dios dio “a los hijos de Leví todos los diezmos”
¿Contradice este texto a los dos pasajes de Deuteronomio ya citados?
 Negativo. Es preciso interpretar Números 18:21 a la luz de Deuteronomio 14:23 y 26:12. Los Levitas recibían como heredad todos los diezmos de cada tercer año.

¿Por qué debía comer el israelita sus diezmos de los primeros dos años?

“Para que aprendas a temer a Jehová todos los días” (Deuteronomio 14:23).

¿Dónde debía comer el israelita sus diezmos?
 -”Delante de Jehová” (Deuteronomio 14:26),, y solo en el lugar que él escogiere (Deuteronomio 14:23). Se deduce que comerlos era un acto sagrado.

De encontrarse algunos israelitas tan lejos del lugar escogido por Jehová
para comer los diezmos que no pudieran llevar la décima parte del grano o del
ganado, ¿qué debían hacer?
 Vender los diezmos, guardar el dinero, llegar al lugar señalado y comprar “cualquier cosa” que desearan comer (Deuteronomio 14:24-26). Es notable que estos israelitas no cumplían con su deber entregándole a los sacerdotes dinero. ¡Debían comprar comestibles y comérselos ellos mismos! ¿No es interesante y muy instructivo este particular?

¿Dónde comen sus diezmos los creyentes que, hoy por hoy, diezman? En primer lugar, no diezman de las cosechas o del ganado sino de dinero. En segundo lugar, no guardan ninguna de estas leyes del Antiguo Testamento referente al uso de los diezmos. Si hay que diezmar hoy día, con razón se pregunta: ¿por qué no hacerlo tal como fue hecho durante la Edad Mosaica, con el mismo propósito y de la misma manera? Hay quienes argumentan que estas directrices de la Ley Mosaica no vienenal caso ya que los diezmos pre datan a Moisés, y citan a Abraham y Jacob. Pero también pre datan a Moisés el altar de piedra y sacrificios de animales. Por lo tanto, ¿debemos edificar altares y sacrificar animales? Obviamente, esto de “pre datar” no prueba nada.

¿Dónde se guardaban los diezmos que fueron apartados cada tres años para el
levita, el extranjero, el huérfano y la viuda?

 En los ejidos de las ciudades de Israel ((Deuteronomio 14:28; Nehemías 12:44).  Desde aquellos lugares, o fueron repartidos directamente entre los que teníanderecho de recibirlos (Deuteronomio 26:12) o fueron llevados y almacenados en las cámaras del templo en Jerusalén (2 Crónicas 3 1:4-13; Nehemías 12:44; 13:12). Los mayordomos encargados de los almacenes repartían los diezmos entre sus hermanos (2 Crónicas 31:11-13; Nehemías 13: 12-13).

¿Qué quiere decir “alfolí” en Malaquías 3:10?

Exhorta Jehová: “Traed todos los diezmos al alfolí”.

El “alfolí” era un granero, o almacén, donde los judíos guardaban los diezmos. Desde luego, hacía falta un almacén para guardar el diezmo de los productos del campo y del ganado, ¡pero no para dinero! El dinero se guarda en cajas de seguridad, bancos u otro lugar seguro, pero ¡no en un alfolí! 

El “alfolí” del tiempo presente, ¿qué cosa es? Pues, las cosas cambian, o las cambian a su gusto algunos religiosos muy propensos a ir, atrevidamente, más allá de las Escrituras. Hoy día, el “alfolí” ¡es el bolsillo del pastor o la cuenta de la iglesia!

¿Por qué nombró Dios a los levitas como recipientes de los diezmos de cada tres años?
 Porque Dios mismo había seleccionado a la tribu de Leví para que se dedicaran los varones calificados al servicio del tabernáculo (Números 13:1-4). “Por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión” (Números 13:21), no recibiendo heredad (o sea, una porción de la tierra prometida) entre los demás israelitas. Efectivamente, los diezmos eran su heredad (Números 18:20-24).

Hoy por hoy, los que piden diezmos, ¿pertenecen a la tribu de Leví? Si no son
levitas, ¿con qué derecho reclaman diezmos?
 No faltan pastores que argumentan: “En la actualidad, nosotros los pastores somos los sacerdotes de la iglesia de Cristo”.

Afirmando que los diezmos son absolutamente necesarios. También se aborda el tema de concilios religiosos, la organización de la iglesia primitiva, qué recursos utilizaba aquella iglesia para hacer grandiosas obras evangelísticas y benévolas, más otros temas relacionados.

¿Contaban los levitas con otras fuentes de sostenimiento en adición a los
diezmos de cada tres años?
 Les correspondían también “la ofrenda de las cosas santas “, “todo presente”,

“toda expiación”, la “ofrenda elevada”, las “ofrendas mecidas”, las primicias
“de todas las cosas de la tierra”, “lo consagrado por voto” y los primogénitos
de todos los animales, con la excepción de los que debían ser redimidos (Números
18:8,19).

Surge una pregunta para los defensores actuales de diezmos para pastores o
evangelistas: ¿por qué no reclamar también las expiaciones, ofrendas elevadas,
ofrendas mecidas, etcétera?
 Si tienen derecho de vivir de los diezmos, pues,

lógicamente también derecho tienen de acogerse a las demás fuentes de
sostenimiento que autorizó Dios para los levitas. Igualmente, si “la ofrenda
elevada”, “las ofrendas mecidas”, etcétera, fueron abolidas cuando el Antiguo
Testamento fue clavado en la cruz, cambiándose todo aquel sistema sacerdotal
viejo para uno completamente nuevo (Colosenses 2:14-16; Hebreos 7:12), ¡también
fueron abolidos los diezmos!

¿Debían diezmar los levitas?
 En definitiva. “Presentaréis el diezmo de los diezmos”, instruyó Jehová a los
levitas (Números 18:26-32).

Los líderes religiosos del tiempo presente que exigen diezmos, ¿también
diezman? 
Observamos como muchos acaparan gustosamente, si bien no con avaricia,

los diezmos, pero ¿dan ellos “el diezmo de los diezmos”? ¿O los meten todos en
el bolsillo y siguen andando?

 En Malaquías 3:10, Dios dice: “Traed todos los diezmos al alfolí”. ¿Es
correcto exhortarle a la iglesia a diezmar, apelando a este texto como prueba?

 Definitivamente que no. Malaquías 3:10 pertenece al Antiguo Testamento. El
Antiguo Testamento ha sido cumplido en su totalidad (2 Corintios 3:6-17; Hebreos
7:18-19), quitado de en medio y clavado en la cruz (Colosenses 2:14-16). Los
diezmos de Malaquías 3:10 procedían de los productos del campo y del ganado.
Obsérvese la frase en el pasaje: “Y haya alimento en mi casa”. ¡Dinero no, sino
ALIMENTO! Recalcamos: el “alfolí” mencionado en el texto era un almacén. La
“casa” era el templo en Jerusalén.

Según Mateo 23:23, Cristo, al decir “sin dejar de hacer aquello”, respaldó
la práctica de diezmar, en efecto mandando a los judíos de su tiempo a diezmar.
Por consiguiente, ¿debemos sus discípulos diezmar también porque el mismo Señor enseñó el diezmo?

 Negativo. La respuesta es que no por la sencilla razón de que Cristo vivió y
murió bajo el Antiguo Testamento (Gálatas 4:4), no entrando en vigor el Nuevo
Testamento hasta diez días después de ascender el Señor al cielo (Hechos 1 y 2;
Hebreos 9:14-17). Por lo tanto, no es de extrañarse que el Señor enseñara la ley
del diezmo ya que él mismo vino a cumplir toda la Ley Antigua. Una vez cumplida,
fue quitada de en medio, efectuando Dios mismo el “cambio de ley”
correspondiente (Hebreos 7:12), y entrando en vigor el Nuevo Testamento
establecido sobre “mejores promesas” (Hebreos 8:8-13). En este Nuevo Pacto es
donde encontramos las leyes de fe y práctica para la iglesia, y no en el Antiguo
Testamento.

 ¿Se nombran los diezmos en el Nuevo Testamento después de que este Nuevo
Pacto, sellado con la sangre de Cristo, entrara en vigor?

 Solo en Hebreos 7:1-14. El estudioso de este pasaje bíblico comprende  pronto
que el propósito del autor no es enseñar a la iglesia a diezmar sino probar que
el sacerdocio de Melquisedec es superior al sacerdocio levítico.

Hebreos 7:8 dice: “Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales”.
¿Significan estas palabras que en la iglesia del Siglo I hubiesen  hermanos que
recibieran diezmos?

 Negativo. Cierto es que el verbo “reciben” indica tiempo presente. ¿Por qué
utiliza el autor de Hebreos este verbo de tiempo presente? Porque cuando
escribió el libro el templo judío todavía existía en Jerusalén, y los levitas
seguían recibiendo los diezmos del pueblo judío, pues la gran mayoría de los
judíos, incluso los levitas, no había aceptado a Cristo como el Mesías ni creía
que el Antiguo Testamento hubiese llegado a su fin.

Melquisedec era tipo de Cristo y Abraham es el padre de todos los que
andamos por fe. Si Abraham dio diezmos a Melquisedec, ¿no nos enseñan estas
circunstancias, por implicación, que nosotros los cristianos, siendo hijos
espirituales de Abraham, debemos dar a Cristo, el ante tipo de Melquisedec, los
diezmos?
 El Espíritu Santo no nos presenta semejante argumento en el Nuevo Testamento

para convencer a los miembros de la iglesia de Jesucristo a diezmar. Dado el
contexto de Hebreos, el capítulo siete, bien pudiera haber el Espíritu Santo
desarrollado tal argumento, pero no lo hizo, hecho significante que no pasará
por alto el estudioso perspicaz e imparcial. Ahora bien, Abraham es el padre de
la fe (Gálatas 3:7) para los que obedecemos los preceptos del Nuevo Testamento,
pero no por este enlace espiritual entre él y nosotros nos vemos obligados a
edificar altares de piedras o sacrificar animales porque él lo hiciera, ¡ni a
diezmar porque él diezmó! La fe de Abraham es la virtud que imitamos, y no la
clase de obras que aquel renombrado patriarca realizara.

¿Diezmaban los miembros de la iglesia primitiva?
 Negativo. No recibieron mandamiento alguno que los obligara a diezmar. En todo
el Nuevo Testamento, ¡no hay siquiera un solo ejemplo de algún hermano o iglesia
que diezmara! ¡Ni uno! ¿Adónde habrían de llevar los diezmos? ¡La iglesia no
tenía “alfolíes”, templos tal cual el de Jerusalén o almacenes! La iglesia, ya
libre del Antiguo Testamento, no tenía que sostener al sacerdocio levítico.
Cristo no estableció en su iglesia un sacerdocio especial, el que los miembros
tuvieran que sostener mediante diezmos, sino constituyó a todos los miembros de
su iglesia “reyes y sacerdotes” (1 Pedro 2:4-10; Apocalipsis 1:6).

¿No había sacerdotes en la iglesia apostólica?
 Sacerdotes tal como los de Leví no los había. Tenga presente, estimado lector,
el hecho de que el sacerdocio fue cambiado (Hebreos 7:12) cuando Cristo murió, y
entró en vigor el Nuevo Testamento. Bajo el Nuevo Testamento, Cristo es el sumo
sacerdote (Hebreos 4:14-16) y todo miembro fiel de la iglesia es constituido
sacerdote “para ofrecer sacrificios espirituales” (1 Pedro 2:4-10). Sacerdotes
que sacrificasen, intercediesen o celebrasen culto por los creyentes no los
había en la iglesia establecida por Cristo, ¡ni los hay en el día de hoy en la
verdadera iglesia del Señor!

Entonces, ¿qué líderes se constituyeron en la iglesia?
 Además de los apóstoles, había ministros o evangelistas (2 Corintios 3:6), y en
cada congregación local gobernaban ancianos, o sea, pastores, también
identificados como obispos (siempre una pluralidad y no un solo obispo o
pastor). Además había diáconos (Tito 1:5-11; Hechos 14:23; Filipenses 1:1; 1
Timoteo 3).

¿Puede la iglesia sostener económicamente a sus ministros o ancianos
(pastores, obispos) para que se dediquen a tiempo completo a los distintos
ministerios?
 Sin duda alguna que sí. “Ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan
del evangelio” 
(1 Corintios 9:14). En ocasiones, el apóstol Pablo trabajaba con

sus propias manos para “no poner ningún obstáculo al evangelio” (1 Corintios
9:12), o “para no ser gravoso a ninguno” (2 Tesalonicenses 3:8). No obstante, a
veces recibía “salario” (2 Corintios 11:8), y siempre defendía el derecho de los
obreros en el Reino espiritual de recibir sostenimiento (1 Corintios 9:1-15; 2
Tesalonicenses 3:6-10; Filipenses 2:25-30; 4:10-20; 1 Timoteo 5:17-18).

En 1 Corintios 9:9, Pablo cita “la ley de Moisés” donde “está escrito: No
pondrás bozal al buey que trilla”. ¿Implica su argumento que la ley de Moisés
aún está en vigor y que los cristianos debemos apartar el diezmo para sostener a
los evangelistas u obispos?
 De ninguna manera. Citar la Ley de Moisés no quiere decir que referida Ley aún

esté vigente. Lo único que significa es que la parte citada apoya la enseñanza
que se quiere presentar, sin contradecir doctrina alguna del Nuevo Testamento.
El mandamiento “No pondrás bozal al buey que trilla” (Deuteronomio 25:4) nada
tuvo que ver con los diezmos. ¡Los bueyes no se comían los diezmos! ¡Ni tampoco
viven de los diezmos los obreros legítimos y fieles de la verdadera iglesia del
Señor!

 En 1 Corintios 9:13, el apóstol Pablo escribe: “Los que trabajan en las
cosas sagradas, comen del templo”. ¿No se refieren estas palabras a los diezmos?

 Es posible que sí. Quizá se trate de los sacerdotes levíticos que comían los
diezmos traídos al templo judío en Jerusalén. Es preciso tener presente el hecho
de que el templo judío aún existía en Jerusalén cuando fue escrito 1 Corintios y
que los levitas seguían oficiando en él. Aquellos levitas que no aceptaron a
Cristo como el Mesías vivían en parte de los diezmos, como también de los
holocaustos y las ofrendas mecidas, etcétera. Su ejemplo es uno de entre varios
traídos por Pablo para probar que los ministros de la iglesia también tienen
derecho de recibir sostenimiento. Otros ejemplos son: “¿Quién fue jamás soldado
a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto?” (1 Corintios
9:7). Referirse al ejemplo de los levitas no significa, ni por implicación, que
la iglesia esté obligada a apartar el diezmo para sostener a los obreros
espirituales del Reino.

Si los diezmos fueron abolidos cuando fue clavado el Antiguo Testamento en
la cruz, ¿cómo se sostienen bíblicamente los ministros del Nuevo Pacto?

 Mediante las ofrendas voluntarias apartadas cada domingo por los cristianos.
La regla del Nuevo Testamento es: “Cada primer día de la semana cada uno de
vosotros ponga algo, según haya prosperado”
 (1 Corintios 16:2). “Cada primer

día” (Todos los domingos. Los sábados, no, ni los demás días, sino los
domingos.) cada uno… (Todos y cada uno, y no unos pocos.) “ponga aparte algo”
(El diezmo no, sino algo. Compárese 2 Corintios 8:1-12; 9:7,8). Los fondos
recaudados de esta manera pueden ser utilizados para socorrer a los necesitados
(Romanos 15:26) o para suplir las necesidades de los ministros del Reino
(Filipenses 4:10-20).

Además, los cristianos debían brindarle hospedaje a los ministros de la
Palabra, cooperando con ellos y encaminándolos para que continuaran sus viajes
evangelísticos (3 Juan 5-8; Hechos 6:14-15; 18:1-3,7). Asimismo ha de proceder
la iglesia hoy día. Cuando Cristo envió a los doce, y luego a los setenta, no
los instruyó a cobrar diezmos sino a quedarse en los hogares de los justos y a
comer lo que les pusieran delante (Mateo 10:5-15; Lucas 10:1-12).

 ¿En qué consistían las ofrendas dadas cada domingo por los miembros de la
iglesia primitiva?
 Los relatos y detalles circunstanciales divulgados en el Nuevo Testamento

indican que consistían principalmente de dinero. La iglesia no contaba con un
alfolí (granero) central. No es concebible que Pablo y los pocos obreros que
andaban con él en la misión de llevar las ofrendas de Macedonia y Acaya a Judea
cargaran muchos víveres, ganado, etcétera. Obviamente, las ofrendas que llevaban
eran de dinero (2 Corintios, los capítulos ocho y nueve). Las dádivas enviadas
por los filipenses a Pablo por un solo hombre (Epafrodito) eran, sin duda, de
dinero (Filipenses 2:25-30; 4:10-20). En cambio, los diezmos dados por Israel
eran de granos, aceite, ganado, etcétera.

¿Qué significa “salario” en el contexto de 2 Corintios 11:8?
 Indica un ingreso justo, suficiente para que el ministro de la Palabra pueda
sufragar los gastos normales de la vida.

¿Puede la iglesia proveer sostenimiento para la esposa e hijos jóvenes del
predicador u obispo casado?

 Puede y debe, si es necesario para el bienestar de la familia (1 Corintios
9:5-6).

¿Quiénes tienen control absoluto de las ofrendas?
 Lógicamente, los encargados de cada congregación. En la iglesia primitiva no
había concilios que se adueñaran de las ofrendas o que exigieran “el diezmo de
los diezmos”.

En la actualidad, hay muchos atropellos y escándalos en muchas iglesias a causa
de “diezmos” exigidos, recibidos y administrados por un solo oficial, “el
pastor”. ¿Cuál congregación de los tiempos apostólicos fue gobernada por un solo
“pastor”? Se conoce a una sola, a saber, la que Diótrefes dominaba. Lejos de
encomiar el apóstol Juan a Diótrefes, lo denunció severamente diciendo: “Le
gusta tener el primer lugar entre ellos… recordaré las obras que hace
parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas
cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y
los expulsa de la iglesia” (3 Juan 9-10), rasgos de verdadero dictador. ¿No
actúan como “dictadores” gran número de los “pastores” que imponen diezmos?

 Al tratarse de la generosidad, ¿debemos los cristianos superar aun a los
israelitas?
 Se deduce que si, pues nuestra obra es más abarcadora y más urgente que la de

aquellos israelitas. Con “la voluntad dispuesta”, debemos ofrendar, no según lo
que no tengamos sino según lo que tenemos, dando generosamente, “no con
tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”
 (2 Corintios 8:12;

9:6-7). Estas mismas reglas son las del Nuevo Testamento para el sostenimiento
de todas las obras espirituales de la iglesia. Si podemos dar más de la décima
parte de nuestros ingresos estamos en la perfecta libertad de hacerlo. Pero si
las condiciones económicas de cualquier miembro de la iglesia no son favorables,
dificultando o haciendo imposible una ofrenda generosa, no por ello será
rechazado tal hermano. No será puesto en disciplina. No se le prohibirá el
privilegio de participar de la Santa Cena del Señor todos los domingos por el
hecho de no poder ofrendar ni siquiera un poquito. Mucho menos será castigado
por no diezmar. No tiene que diezmar. Ningún cristiano tiene que diezmar
obligatoriamente. Todo cristiano fiel al Señor se somete al Nuevo Testamento, y
no al Viejo Testamento. El Nuevo Testamento trae nuevas directrices sobre cómo ofrendar para agradar a Dios.

¿Puede el cristiano robar a Dios?
 Opinamos que sí, en el contexto del Nuevo Testamento. ¿Lo hace si no diezma?
Negativo. El cristiano no tiene que diezmar. Desagrada a Dios aquel cristiano
que no ofrenda de acuerdo a las directrices nuevas asentadas en el Nuevo
Testamento. Si no aporta generosamente, pudiendo hacerlo, efectivamente, se hace
culpable de robar a Dios.

Si los diezmos han sido abolidos y vivimos bajo el Nuevo Testamento, ¿por
qué tantos pastores, evangelistas y obispos enseñan que el pueblo de Dios del
presente debe diezmar?
 O desconocen las verdades presentadas en este estudio; pero sobre todo en la Biblia, o con avaricia hacen mercadería de los creyentes (2 Pedro 2:1-3). Los que alegan haber recibido

revelaciones y sueños según los que los cristianos deben diezmar,
definitivamente, son guiados por “un poder engañoso” (2 Tesalonicenses 2:11-12),
y no por el verdadero Espíritu Santo, pues el verdadero Espíritu de Dios no
contradice nunca las reglas ya establecidas en el Nuevo Testamento. Todo
“ministro competente del Nuevo Pacto” (2 Corintios 3:6) sabe que la iglesia ha
de regirse por el Nuevo Testamento, y no por el Antiguo. Ningún ministro honesto
se vale de revelaciones o sueños engañosos para estafar al pueblo de Dios.

¿Es aprobada la práctica de vender en las iglesias pasteles, budines, jugos,
refrescos (gaseosos), frituras o revistas ungidas?

 Definitivamente que no. Cristo condenó enérgicamente la mercadería practicada
en el templo en Jerusalén (Juan 2:13-22). ¿Cómo podemos pensar que aprobara
semejante mercadería en su iglesia?
 De hecho, la condena rotundamente (2 Pedro

2:1-3; Romanos 16:18; 1 Timoteo 6:3-5).

Amigo lector, si se encuentra usted en una iglesia que exige diezmos y hace
mercadería del evangelio, considere sobriamente su salvación. Dios no se agrada
de los que por la Antigua Ley se justifican. Dice que los tales han caído de la
gracia, desligándose de Cristo (Gálatas 5:1-4). Ni se complace Dios en los que
hacen de su iglesia una casa de mercadeo. Si a usted le enseñaron mal sobre las
doctrinas trazadas en este estudio, ¿no le convendría buscar la iglesia cuyo
mensaje y práctica se ajustan a las verdades bíblicas?
 Todavía está en la tierra

una iglesia que no diezma sino que enseña la ofrenda voluntaria generosa,
realizando obras no pequeñas, tanto benévolas como evangelísticas, mediante
ofrendas abundantes dadas el primer día de cada semana. Le animamos a que verdaderamente reciba a Jesucristo en su corazón, que le obedezca con fe en su palabra y en sus promesas; arrepintiéndose de todos sus pecados y bautizándose para el perdón de los mismos, no debe pagar nada, únicamente debe perseverar hasta el final. Mateo 24.13

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