El Sufrimiento
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Hebreos 4.15 – 16
No creo que exista una sola persona en el mundo, que no haya experimentado de alguna manera, el sufrimiento en su vida; sí, ese sentimiento de impotencia ante una situación que no podemos remediar por nuestra propia cuenta o voluntad, esa manifestación de angustia o desesperación ante una situación particular. Muchas personas se hacen creyentes en Dios (cristianas), porque han experimentado el sufrimiento en su vida; y una vez lastimados por las vicisitudes que les tocó vivir, vienen buscando en Dios, un refugio, un amparo, un apoyo, un amigo; véase Juan 15.14, Salmos 91. ¿Por qué permite Dios el sufrimiento en la vida de las personas? Básicamente podemos decir que si Dios permite que ciertas cosas pasen en la vida nuestra es porque su voluntad y su poder, buscan perfeccionarse en nosotros las criaturas de Dios e hijos de Dios.
En la segunda carta a los corintios encontramos un ejemplo de lo que planteamos aquí, pues un siervo de Dios llamado Saulo de Tarso, conocido como “el apóstol Pablo” padecía de un mal no definido, pero que dañaba su cuerpo y lo amedrentaba constantemente; él había puesto su esperanza en la voluntad de Dios, y esta es la respuesta que obtuvo.
Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho:Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. 2 Corintios 12.7 – 10
Es difícil muchas veces aceptar la voluntad de Dios en la vida de las personas, sobre todo cuando somos afectados por alguna circunstancia nociva a nosotros; algo que debemos tener bien claro es que cuando algo que nos hace sufrir sucede, no es porque lo merezcamos, o porque es el fruto de una vida pecaminosa que hemos llevado; nonecesariamente es eso, sino que Dios cumple su propósito, su voluntad en nosotros, véase Juan 9.1 – 5. De todos es notorio, que cuando las cosas van bien en la vida, no nos acordamos de Dios, es decir Dios está por allí en tercero o cuarto lugar en el orden de prioridades. Pero cuando las cosas salen mal, o estamos siendo golpeados por alguna situación de esta vida, es más fácil que Dios sea invocado en los labios del que sufre; es como una dinámica en la que el sufrimiento es necesario para que las personas se mantengan cerca de Dios, su salvador.
Así que cuando sientas que Dios te ha abandonado a tu suerte, o que ya no tienes esperanza, ¡sabe que Dios está tan cerca de ti, que está al alcance de una oración!Véase Romanos 10.8 – 10. Hay muchos ejemplos que se pudieran hablar, aún en nuestras propias vidas, hay testimonios de cosas maravillosas que Dios ha hecho y que sin su intervención posiblemente todo sería diferente, pero sabemos que mientras Dios esté de nuestro lado, aún hay esperanza, porque en él hay vida. Y ¿qué o quién nos podrá separar del amor de Cristo?
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8.35, 37 – 39
- Ser pacientes y orar con fe de que todo cumple un propósito en nosotros y acudir siempre a la misericordia de Dios.
- Permanecer unidos a Cristo y atentos a sus palabras que nos dan aliento y fuerza, sabiendo que él padeció grandemente por nosotros.
- Tener la plena convicción de que seremos bendecidos después de la prueba y seremos más fuertes ante cualquier situación que se nos presente, pues no estamos solos.-
Seguramente hay tantas necesidades en el mundo; pero ninguna de ellas es tan importante como el ser salvos del destino final de este mundo, sin duda alguna, hay una sola respuesta a las necesidades humanas; y esa respuesta es JESUCRISTO, quien voluntariamente padeció martirio para que nosotros pudiéramos gozar de la plenitud de la vida; tal vez nos encontremos a punto de tomar una decisión que determinará nuestro destino eterno; está en nosotros el hacer bien o hacer mal; y debemos estar listos para asumir nuestra responsabilidad, no culpemos a nadie más si algún día nos perdemos, o nos condenamos; pues de sobra sabemos que él [Jesucristo] vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre
la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Apocalipsis 3.20
¡Un hermoso saludo para ustedes el día de hoy! ………. << Dios nos ama… >>
“salúdense los unos a los otros con un beso santo;
les saludan todas las Iglesias De Cristo”