El hablar en lenguas

el hablar en lenguas

 

INTRODUCCIÓN

Con el término “lengua” la Biblia designa al órgano muscular del habla, y por extensión a los idiomas con que los hombres se comunican entre sí. La lengua, según su uso como órgano del habla, puede ser buena o mala.

(Salmos 120:2) “Libra mi alma, oh Jehová, del labio mentiroso, Y de la lengua fraudulenta” véase además

 (Proverbios_6:17, 10:20), también puede ser sabia (Isaías 50:4), etc.

La variedad de lenguas que hoy existen en el mundo se debe, según nos explica la Biblia, al castigo de Dios al hombre, por haber intentado construir una torre que llegase hasta el cielo.

(Génesis 11:1, 7, 9) “Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra”

El don de lenguas es la facultad que concede el ESPÍRITU SANTO a un creyente de hablar en idioma desconocido. Cristo prometió este don como una de las señales que seguirían a la predicación del evangelio. “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas” (Marcos 16:17).

La cuestión del don de las lenguas ha provocado una fuerte controversia en el seno de la cristiandad moderna, donde se mantienen dos posturas opuestas: (A) la que afirma que este don sigue dándose en la actualidad, y (B) la que mantiene que este don cumplió su misión como testimonio ante la nación judía hasta su destrucción en el año 70 d.C.

Hay tres (posiblemente cuatro) ocasiones históricas en el Nuevo Testamento cuando los creyentes hablaron en lenguas: a) En el día de PENTECOSTÉS (Hechos 2:1-11);   b) En la casa de CORNELIO;  c) Los discípulos de Juan el Bautista en Éfeso (Hechos 19:1-6).  (Hechos_10:44-46); d) Se infiere, los creyentes en Samaria (Hechos 8:14-18)

Es posible también que los creyentes en Samaria tuvieran esta experiencia, aunque el texto no lo dice explícitamente.

Para cada uno de estos casos hay razones específicas por las que el Espíritu Santo dio el don de lenguas. A) En el día de Pentecostés era necesario que los apóstoles supieran, sin lugar a dudas, que el Espíritu en verdad había venido. Por eso les dio la señal de las lenguas, y también para que los moradores de Jerusalén, que procedían “de todas las naciones bajo el cielo” (Hechos 2.5), oyeran en sus propias lenguas “las maravillas de Dios” (Hechos 2.11).  B) En el caso de Cornelio, los judíos no creían que el evangelio pudiera pertenecer también a los gentiles. Por eso, cuando los gentiles recibieron a Cristo, hacía falta una señal que confirmara, ante los judíos, la capacidad de los gentiles de recibir al mismo Espíritu Santo de Dios (Hechos 11:1-18). C) Otro tanto sucedió con los efesios, que ni habían oído hablar del Espíritu Santo (Hechos 19:1-6). La señal de las lenguas se dio para confirmar que habían recibido al Espíritu.

El don de lenguas concedido en el día de Pentecostés fue algo excepcional, según creen algunos y distinto del don del que Pablo habla en 1ª Corintios en los capítulos 12 y 14. Mientras Pedro y los apóstoles predicaban, todos oían en su propio idioma. Por otro lado, Pablo habla de un don continuado en forma de una expresión extática e ininteligible. Evidentemente no es una lengua entendible, y requiere un intérprete. Sin embargo el mismo apóstol Pablo hace mención que podría tratarse de idiomas en 1ª Corintios 14 y que algunos hombres y mujeres amadores de los dones anhelaban hablar en esos otros idiomas aunque nadie les entendiese; tomamos entonces como referencia los versículos 10 – 11; 18 – 19 donde leemos

“Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado.  Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí. Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida” (1ª Corintios 14. 10 – 11; 18 – 19)

Propósitos del don de lenguas:

El don de lenguas tuvo usos muy específicos como evidencia a los creyentes del judaísmo de la entrada en la Iglesia de los gentiles en el caso de Cornelio y el residuo de los discípulos de Juan.

A. Sirve para adorar a Dios.

 (1ª Corintios 14:2) “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios” 

B. Sirve para edificar al individuo que habla

(1ª Corintios 14:4) “El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia”

C. Sirve para edificar a la iglesia cuando se interpretan las lenguas.

(1ª Corintios 14.13 – 14, 27 – 28) “Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla. Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios”

D. También las lenguas son una señal a los incrédulos.

 (1ª Corintios 14.22) “Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes”

Normas Referentes Al Don de Lenguas

La Biblia menciona varias normas en cuanto al uso del don de lenguas:

PRIMERA: Es evidente que este don no es para todo creyente: “A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos?” (1ª Corintios 12. 10, 30).

Como los demás dones, el Espíritu reparte a cada uno “como Él quiere” (1ª Corintios 12.11) “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”  

SEGUNDA: El que posee este don debe practicarlo públicamente en la iglesia solamente cuando esté presente un intérprete (14.27 – 28). Sin intérprete, debe practicarlo en privado y permanecer callado en la iglesia.

TERCERA: Las lenguas siempre deben hablarse por turnos para evitar confusión (1ª Corintios 14.27) ya que “Dios no es Dios de confusión sino de Paz” (1ª Corintios 14.33). Todo debe hacerse “decentemente y con orden” (1ª Corintios 14.40). El orden en el culto es fundamental en la vida del creyente; pues por ello se acerca más a Dios y Dios permanece en comunión con sus siervos.

CUARTA: Satanás es capaz de imitar los dones del Espíritu (Mateo 7:21-23) “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?  Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad

(Mateo 24:24) “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos

 Por eso, es necesario el don de discernimiento de espíritus (1ª Corintios 12:10), “A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas” para discernir si una manifestación de lenguas procede verdaderamente de Dios.

QUINTA

El individuo puede controlar el don de lenguas porque “los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas” (1ª Corintios 14:32). Por eso, si las lenguas no se practican de acuerdo con las normas bíblicas, es dudoso que sean de Dios. Algunos individuos aseveran que al hacer ciertas cosas que generan desorden en el culto como: Habladurías, gritos, saltos, descoordinación física y verbal, desorden conductual y hasta obscena; y al orar gritan o hablan cosas extrañas que nadie les entiende… y un abundante etcétera; dicen que el responsable es EL ESPÍRITU SANTO, porque les impulsa a hacer las cosas que hacen o dicen, sin embargo leemos en La Biblia que “los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas” y si estos siervos y siervas quisieran agradar a Dios en Espíritu y en verdad deberían hacer suyos estos mensajes:

“¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento”. (1ª Corintios 14.15)

“Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho” (1ª Corintios 14.16)

“Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar” (1ª Corintios 14.20)

SEXTA: Finalmente, no hay ningún mandamiento en el Nuevo Testamento de buscar activamente este don. Por otro lado, sí hay mandamiento de no impedir el hablar en lenguas (1ª Corintios 14:39). Así, se puede decir en resumen que el Nuevo Testamento enseña que “no busquéis, pero tampoco impidáis el hablar en lenguas” podemos contestar aquí una pregunta: ¿Existe una lengua que no sea humana? En 1ª Corintios 13.1 leemos: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe”

El apóstol jamás afirma que él hablaba lenguas angelicales, hizo una suposición; sin embargo se hace manifiesta la posible existencia de las mismas; pues podemos agregar lo que nos dice el mismo apóstol Pablo:

“Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años… fue arrebatado hasta el tercer cielo. Que  fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar”  (2ª Corintios 12.2, 4)

Sin duda alguna hay cosas que permanecen en lo secreto de Dios y que no han sido reveladas a los seres humanos por designio divino; el apóstol Pablo señala que “oyó palabras inefables” pero que no le es permitido al hombre poder expresarlas. Véase Deuteronomio 29.29, Job 15.8 – 9; 38.1 – 41

CONCLUSIÓN

La postura que afirma que la manifestación del don de lenguas es el resultado «necesario» del bautismo del Espíritu halla su refutación en 1ª Corintios 12:28-30. Donde leemos: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos?”

En todo caso, es de señalar también que se aprecia en los mismos escritos apostólicos un descenso brusco de la actividad de los dones milagrosos hacia el final de la época apostólica, y que en Hebreos 2:3-4 se recuerda a los creyentes hebreos que la palabra anunciada por el Señor «fue confirmada… con señales y prodigios y repartimientos del Espíritu Santo», colocando esta actividad especial de confirmación sobrenatural en el pasado.

“Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad” (Hebreos 2.2 – 4)

Los repartimientos del Espiritu Santo, las señales, prodigios y milagros son colocados como eventos del pasado, no como algo que continuara aconteciendo indefinidamente como también lo podemos apreciar en otra parte de la Escritura donde leemos: “El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará” 1ª Corintios 13.8

Además, el apóstol Pablo, se preocupaba mucho por el orden en la iglesia (“Si, pues toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?”). Su amonestación al respecto es: “Hágase todo decentemente y con orden”. 1ª Corintios 14.40

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